martes, 10 de junio de 2008

Qui Es L'uLTiM??

Cuando llegué a Barcelona, directo desde Mar del Plata, todo era nuevo y no dejaba de sorprenderme, "al fin conozco el primer mundo" pensé con una sonrisa.
Lo primero que hay que hacer para estar en regla, son trámites. Entrás en la oficina correspondiente, en muchas tenés que pasar por el detector de metales y tu mochila por los rayos x. Si pasás este nivel de exigencia física, llegás al siguiente de exigencia mental. Una maquinita muy simple, creada para entregar números de orden para ser atendidos. La maquina está preparada para gente del primer mundo, gente que ya la usó alguna vez, pero no para principiantes. Según el trámite que vas a hacer, es la letra que tenés que pulsar, pero como uno nunca sabe que trámite tiene que hacer, o como se llama, siempre le terminás preguntando al de seguridad para que te de una pista. Demasiado sofisticado me pareció, demasiada exigencia para el que va, y muy poca para los empleados del lugar. Me explico: los empleados solo tienen que aprender a realizar un solo tipo de trámite, los de la letra A, B o C, porque nunca les va a venir alguien a hacer otra cosa, para eso está la máquina, fomentadora de la univalencia.
Esa fue mi primera impresión de "hacer una fila" en España. Entrada como en un aeropuerto, una máquina del futuro que te da un número, esperar sentado en sillas acolchonaditas, y atención univalente.
Mi pensamiento fue, "si así son los servicios públicos, como serán los privados". Imaginaba una cámara en la entrada, y una pantalla gigante con el orden de caras, mientras unos sillones masajeadores hacen más amena la espera. Imaginé lugares con tantos empleados que pensé que las colas no iban a existir. Pero nada de eso.
Si volviéramos el tiempo atrás, yo estaría en Tandil, ciudad con alma de pueblo, y de vez en cuando ayudaría a mamá a hacer las compras. Ir a comprar el pan, fruta, carne, etc. En todos, pero en todos los negocios, el sistema del orden era el mismo. En caso de haber menos de 3 personas adelante, esperar a que estas sean atendidas, y acercarme al mostrador. En caso de haber más de 3, al lado de la puerta habría una maquinita expendedora de números, y simplemente había que esperar a que el panadero grite el número que yo había sacado (idem a Bingo) y acercarme al mostrador.
Pero como estoy habitando en el primer mundo y en el siglo 21, las cosas son diferentes. En mercados, panaderías, carnicerías, bancos, y algunos más, el sistema no es el de Tandil, no es el de los servicios públicos, y no es, ni por asomo, los que había imaginado.
Mamá contaba en la cena los problemas que acarrea ese sistema de colas para los que no lo conocemos, entonces con voz de canchero, y actitud de "te explico yo que hace tiempo que vivo acá", le expliqué a Gloria de que se trataba:
"Amor, cada vez que entres a un lugar, no vas a encontrar una fila, y así y todo si te la encontrás, tenés que preguntar "qui es l'ultim" (quien es el ultimo en catalán), y no solo no tenés que olvidarte la cara de quien te halla pasado "la tanda", sino que tenés que estar muy pero muy atenta a cuando pregunten "qui es l'ultim" porque si tardás más de 2 segundos en responder, las viejas se ponen a gritar como locas".
A todo esto, el otro día me robaron la billetera (acá también pasa) con mi documento, y tuve (tuve no!) que ir a renovarlo. La comisaría no tiene de esos excelentes servicios arriba nombrados, hay que ir a hacer la cola a las 6 de la mañana, al aire libre (llevar almohadón). A las 8.30 sale un policía y entrega 30 números (escritos con lapicera). Las puertas se abren a las 9, y no se atiende a nadie que no tenga número. Con mi número 30, y calculando el tiempo, fui a casa a dormir un rato más, y volví, esta vez acompañado por Gloria, a la comisaría. Subí las escaleras y me desorienté. No entendí el sistema. Había 4 mesas, gente esperando, y entonces pregunté: "¿por qué número va?", "no va más por número, ahora va por tanda". Durante 3 segundos intenté comprender esas palabras. Tanda de penales. No. Tanda como publicidad (gracias Les Luthiers). No. Ah! por tanda! o sea, cuando terminen de atender a esos cuatro, pasamos otros cuatro. No. Me sabía muy bien la teoría, pero pocas veces lo había llevado a la práctica, tan bien se lo expliqué a Gloria que pequé de canchero e inexperto. Me olvidé de preguntar quien era el último, y no solo casi me dejan sin documento, sino que por poco me deportan.
No me deja de parecer raro que en el primer mundo, el "pasa palabra" sea el sistema de colas, y no los números, que son más antiguos, pero no pierden su vigencia. Lo unico que falta es que haya un gorro de cumpleaños rojo con la frase "jo soc l'ultim"(yo soy el último), elemento que evitaría griteríos y confusiones. Además dudo que el gorro sea más ridículo que "la tanda".
Y ahora, para seguir con el primer mundo, piquetes en toda España. Y después dicen que los adelantados son ellos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

aguante los numeritos de la 9 de julio para comprar las facturitas!... buen dato me tiraste sobre esos sistemas un poco innovadores pero poco ortodoxos. Muchachos, todo el mundo sabe que despues del 1 sigue el 2 y despues del 2 el 3 y asi sucesivamente. Me parece una pavada tener que estar atento para q una señora (que me va a hablar en un idioma que no se) pregunte quien es el ultimo para que yo, que no soy nada bueno recordando caras que veo por primera vez, no solo me tenga que acordar de la persona que esta adelante, sino que tengo que atender a la señora.
Podrian llamar a plebiscito para tener un sistema estandar, donde seguro que gana el de los numeritos, no solo porque es el mejor, sino porque es argentino (por eso es el mejor) y ademas en españa hay mas sudacas que españoles JA!
Bueno, despues de este dato bastante perturbador, sigo haciendo lo que el jefe me mando a hacer, lo digo asi, porque no se ni como se llama ni como explicarlo... asique a leer.

PD: cincuenta y cuatro!... cincuenta y cuatro?.... cincuenta y cinco!...