sábado, 31 de mayo de 2008

SoBRe BuSToS No HaY NaDa eScRiTo

Este es un tema que preocupa a todo el mundo, sin entrar en exageraciones.
Las mujeres de todas las edades no dejan de pensar en “sus pechos”.
¿Que es lo primero que hace uno al nacer? Prenderse a una teta, y empezar a chupar. Durante la niñez se miran a ellas y a las más grandes, y saben que les van a crecer algún día, dudan si es aire que no puede salir, o dos pomelos que no llegaron al estómago, lo que si saben, es que las tendrán. Miran a los niños y están contentas de ser iguales a ellos (feminismo inconsciente), pero sin embargo su mayor deseo es usar corpiño. Se ponen el “sujetador” aunque no haya nada que sujetar, pero para ir practicando. Es un trauma temporal ver su cuerpo cambiar de esa manera, aunque mucho peor (trauma para toda la vida) es cuando su cuerpo “no cambia” de esa manera, las tetas tan esperadas no vienen, el ser iguales a los chicos ("Lisa" Simpsons) de la misma edad pasa ahora a ser un problema, solucionable solo con un cirujano y 5mil dólares. Se miran al espejo, para controlar su crecimiento. Se comparan con las demás, y es tema primordial en charlas de mujeres adolescentes (y de hombres de cualquier edad). Todo va bien hasta el momento en que la gravedad hace su trabajo. Y no voy a entrar en detalles, el “sujetador” hace honor a su nombre, y entre realces y trucos baratos se pasan toda la vida.
(“Que las tengo como un conito, como una pera, como dos manzanas, hasta el ombligo, hasta las rodillas, que me las pateo, que juntitas, que cada una mirando para su lado, que el pezón grande, etc, etc, etc…”)
Pero en realidad quería hablarle de los hombres, pero no de los hombres que llevan tetas; Sino de los que las admiramos profundamente.
“Uno siempre quiere lo que no tiene” dice un refrán que se hace el sabio. Pero se equivoca. En el caso de las tetas, es correcto solo la mitad. El 50% correcto, hace referencia a que los hombres nos sentimos atraídos por “las tetas”, porque nosotros no tenemos. A lo que podemos retrucar diciendo que nosotros también tenemos culo, y que sin embargo, es unas de las cosas que más nos gustan de una mujer.
El 50% restante es incorrecto. Donde más se equivoca este refrán, es en que dice implícitamente que por tener (novia con buenas) tetas no vamos a desearlas:
Primer error: que a pesar de saber (creer) que los pechos de nuestra pareja “son nuestros”, no dejamos ni un momento de desearlos, y no por tenerlos en casa los dejamos de lado.
Segundo y más grave error, y al fin llego a la parte de la cual les quería hablar, es que por tener tetas en casa, no vamos a desear ningunas otras.

A los hombres siempre nos gustan las tetas de otra(s). Da igual que nuestra novia tenga las tetas de la Salazar o sea una tabla. Siempre, nos van a gustar (también) las tetas de las otras. Es inevitable.
Cuando vas caminando con amigos, pasa una chica con escote (o sin) y todos le apuntan con los ojos a sus pechos, es algo normal. Con 6 meses sin ver a mi novia, iba caminando con mi hermano al lado, y veo un escote prominente, corpiño con detalles muy finos, el precio del corpiño… le miré las tetas a un maniquí. Creí que era normal de tanto tiempo de abstinencia. Hasta que me di cuenta que no, que la abstinencia me guio al maniquí, pero que la acción de “mirar escote” es lo más normal (y automático) del mundo. Vas caminando con tu pareja, y pasa un escote, los ojos reaccionan siempre igual, a forma de iman ese escote atrae la mirada. Aunque ser tan obvio puede acarrear un bofetón, uno mira y saca a velocidad luz, pero que se mira, se mira.
Siempre uno termina (ad)mirando las tetas de otras, por simple placer, por simple ocio, para alegrar la vista, para comparar. Y las mujeres se indignarán al leer que los hombres miramos tetas de otras hasta llendo de la mano de nuestra pareja, pero ellas (ustedes) también miran igual y más que nosotros, se les escapa el “esa las tiene hechas” o “mirá lo que se puso esa”, etc. Son un iman para ojos, para hombres y mujeres por igual, pero no lo digan en voz alta, que “queda feo”. Mejor seguimos mirando todos calladitos, que nadie sale lastimado.
Y para despedirme, el más claro ejemplo de que siempre nos gustan las tetas de otra. Una acción sexual en la cual el hombre coloca su pene entre los senos de la mujer, en Argentina es llamada “una turca”. Y yo me pregunto: ¿en Turquía las chicas suelen hacer eso? ¿las turcas tienen tetas más grandes que las argentinas? Y la respuesta la encontré hablando con “no argentinos”. Lo que en Argentina es “una turca”, en Uruguay es “una rusa”, en Italia es “una Spagnoleta”, pero en España es “una cubana”. Siempre, pero siempre, las de otras.

2 comentarios:

Bárbara dijo...

Y digo yo...¿ por qué algunas a algunas nacionalidades se nos atribuye dicha práctica sexual, y a otras no?
Quizás en Uzbequistán consideren "una argentina" a tan sugerente acción....( consultaré mis fuentes)

Genial post, por cierto, muy recomendable para aquellAs que no hayan aceptado ciertas verdades universales sobre vosotros. Miráis las tetas de cualquiera, incluso cuando paseáis de nuestra mano, pero.....¿ y qué? solo es instinto inofensivo...
"no tener hambre no significa no poder mirar la comida" ;¿no?

Un beso, y enhorawena!

pd:Gracias por tu coment!

Marioca dijo...

Che, acá en San Juan le dicen una "francesa" , ja! , posta.

Abrazo